¿Controlas tus emociones o te controlan a ti?

La primera práctica de los cursos de Mindfulness de 8 semanas (MBSR / MBCT) es el escáner corporal. Consiste en hacer un barrido del cuerpo muy lentamente, notando todas las sensaciones que surgen (y la ausencia de sensaciones), zona por zona. Es una práctica que suele despertar diversas reacciones. Algunos comentan que les relaja mucho, mientras otros dicen que se quedan dormidos o que les cuesta mantener la concentración. En realidad, el propósito del ejercicio no es conseguir relajarse (aunque puede ser una consecuencia) ni convertirse en una lucha interna. La idea es desarrollar una sensibilidad mayor hacia todas las sensaciones corporales. Pero ¿para qué sirve?

Todas las emociones tienen un registro en alguna parte del cuerpo. Unos investigadores de la Universidad de Aalto han elaborado un “mapa corporal” para cada una de las emociones principales. Aunque hay variaciones entre individuos, este mapa representa la media de todas las respuestas de las 700 personas que participaron en el estudio.

Registro de emociones en el cuerpo (Aalto University)

Si pasamos mucho tiempo “viviendo en la cabeza” – es decir, pensando o solucionando problemas – es posible que se nos olvide que tenemos un cuerpo adjunto. O puede ser que haya algo que no nos guste del cuerpo – un dolor, una sensación desagradable o simplemente cómo es – que nos impulse a cortar la conexión entre mente y cuerpo. Si no percibimos las sensaciones del cuerpo con claridad, perdemos mucha información sobre las emociones que están influyendo a nuestros pensamientos y acciones. El escáner corporal nos ayuda a reconectar con el cuerpo y a tener consciencia de nuestro estado interno antes de que se manifieste al mundo exterior, no sólo cuando lo estamos practicando, pero también en nuestra vida cotidiana. Las sensaciones en el cuerpo nos pueden servir como una especie de “sistema de alerta temprana” ante una situación difícil.

Con una práctica regular, aprendemos a no huir de las sensaciones desagradables asociadas con una emoción negativa y a no agarrarnos a las sensaciones placenteras que acompañan a una emoción positiva. Si queremos que una sensación agradable dure más tiempo y nos aferramos a ella, es posible que acabemos con otra lucha interna que puede impedir que disfrutemos del siguiente momento. Igualmente, si no nos empeñamos en evitar una sensación desagradable, puede que se vuelva más soportable y la situación que la ha provocado también. A través de la práctica de Mindfulness, desarrollamos una cualidad de atención que nos ayuda a permanecer con lo desagradable y a disfrutar de lo placentero.

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